En un millón de armarios repartidos por todo el mundo, duermen abrigos con gafas de submarinista, vestidos con alas, faldas llenas de mariposas, camisetas con cremalleras de mochilas, gorros peludos, collares de colores y caramelos, pantalones con diez bolsillos secretos, vestidos blancos y románticos que cualquier novia hubiera deseado; vistieron a muchos niños y niñas, bebés dulces y retozones. También a bohemios adultos amantes del diseño.
Todo un concepto único e inimitable. Los avateres de la vida hicieron que ese gran armario de la creatividad cerrara tal vez por vacaciones... caras de desánimo. Raro era el día en que algún "fall in love" de Oilily no pregunatra en las tiendas: y Oilily, ¿que pasó?, ¿va a volver?.
Pues si. Ya está aquí. Esa gran marca que no crea clientes sino seguidores fieles y enamorados vuelve a estar con nosotros, colgándose en nuestras tiendas y de nosotros. Crecer juntos marca, tiendas y niños; un proyecto que nos ilusiona y que esperamos seguir desarrollando al lado de una marca tan creativa.
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