Por lo menos es lo que intentamos en la tienda.
La complicidad entre algunas madres y sus hijas es genial, y yo en medio, disfrutando a rabiar, poniendo complementos, probando y probando.
Irene y yo estamos muy contentas con las reacciones de nuestras amigas y clientas.
Y si encima mami tiene un don con la fotografía el resultado es este: